Será cuestión de un abrir y cerrar de ojos, susurrando le respondió. En cuanto los abra, ya no estarás más.
Que esa cuestión valga la pena entonces.
Al despertar un infinito vacío se apoderó de ella, sabía que sería el primer día de un largo almacenamiento de recuerdos.
Sin siquiera encontrarnos, nos estamos despidiendo, entre vos y yo la distancia, las horas, siempre las horas...
Fue tu culpa, reclamó. No debiste abrir los ojos.
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